Entrevista a Hernán Grinstein (Teatro)

Entrevistamos a Hernán Grinstein, director, actor y dramaturgo de la obra "Perro (un cuento rural)", nos contó sobre sus comienzos en el teatro, cómo nació la obra, y muchas cosas más ....

1.- ¿Cómo empezaste a relacionarte con el teatro?
Tenía 20 años y estaba bastante desorientado con la vida en general, estaba  triste y angustiado porque sentía que no estaba haciendo nada lindo ni y apasionante. Saltaba de carrera en carrera en la UBA sin que ninguna me terminara de interesar y mucho menos podía imaginarme ejerciendo esos títulos. Mientras tanto hacia algunos cursos de teatro para distraerme de esa angustia. A los 23 años comencé a entrenar más seriamente en un seminario que dictaba Miguel Cavia en El camarín de las musas. Eso si me termino de transformar. Salía de las clases con el cuerpo revolucionado, con un montón de preguntas y nuevas respuestas. Con el paso de las semanas y los meses mi deseo se iba puliendo con claridad. Al terminar el año decidí dejar la facultad -estudiaba Comunicación social- diciéndome a mi mismo una mentira enorme: “dejo por un año, después retomo”. Por su puesto eso nunca ocurrió. Poco a poco empezaba a caminar hacia mi propia naturaleza. Miguel en mi vida, ha sido la piedra de toque. Aun tengo en mis sensaciones el amor y la paciencia con la que el transformaba esos cuerpos ansiosos por entender más de lo que podían. Ahí me enamore. Para siempre.
A los 26 ya tenía una decisión firme: “quiero actuar, ser actor” -me decía-. Actuar en obras de teatro, vivir de lo creativo. No me hallaba en ningún lugar del mundo más a salvo que en un teatro, la sensación corporal era muy fuerte. Mientras la decisión crecía en mi corazón, salí a buscar un maestro. Mi abuela me había dado un recorte de diario de un pelirrojo que hacía teatro en el fondo de su casa, y su casa estaba en mi barrio, así que una noche de julio fui a ver una obra del tal Tolcachir. La casa era una casa chorizo y, para entrar, había que tocar el “Timbre 4”. Entonces, un viernes cualquiera en que me encontré viendo “Lisistrata” ocurrió el milagro. Era una puesta que hacía con sus actores y alumnos y me conmovió profundamente. Algo me vibraba muy fuerte en el pecho y no me quería ir de ahí, quería quedarme, ser parte. En el programa de mano estaba el teléfono del teatro al que llamé a la mañana siguiente. Me atendió el mismo Tolcachir, (después de todo era su casa), y le dije que había visto su obra, que estaba muy movilizado y que quería entrenar con él. Él me decía que muchas gracias, pero que no tenía sentido que empezara a esa altura del año, que dictaba cursos formales que empezaban en marzo. Insistí. El amorosamente me dijo que no. Volví a insistir. Y amorosamente me dijo que sí. Que vaya a verlo para conocernos. Así lo hice y me incorporé al curso regular en 3er año con otros tres amigos de entonces que accionaban conmigo. Al siguiente año Claudio me invitó a participar de una obra que estaba terminando de escribir: “Tercer Cuerpo”, y lo que aun no sabía, tuve que aprenderlo sobre la marcha. Desde entonces todo ha sido muy vertiginoso y emocionante. Y aquella certeza de que mi lugar era el teatro y mi deseo era expresarme creativamente, empezaba a tener asidero. Y para mi suerte, he podido vivir de ello desde entonces. Supongo que Dios, mi corazón y mi deseo me pusieron en el camino con él. Con él aprendí casi todo lo que se. Fundamentalmente a amar este arte. Vehementemente. Todos los días.

2.- ¿Cómo surgió la idea de la obra Perro?
En 2005, en el marco del seminario con Cavia surge la semilla de lo que es hoy el personaje del perro, que las horas de práctica y entrenamiento han ido convirtiendo en algo distinto y más complejo. En 2008, Claudio Tolcachir dicta un seminario de montaje en el que nos pide a los actores que hagamos un personaje que nos encante hacer: yo hice este. Muy pronto comenzó a dibujarse en el espacio una historia con espesura y algo que la hacía interesante. Era inquietante, también en los personajes, la trama, la atmosfera. Nacía algo digno de ser profundizado: Y eso hice. En aquel año creamos junto a Tolcachir una partitura teatral de 18 minutos para tres actores. Yo he tomado esas escenas y las lleve a la hoja, casi impertinentemente, como yo lo sentía hacerlo.
La atmosfera de la narración es rural. Toda mi familia es de origen rural, y desde chico he ido al campo. Siempre es raro para un citadino ir allí, y más para un niño. Todo allí es nuevo y extraño. Los olores, los personajes, las imágenes. He ido desarrollando la obra partiendo de lo que a mi me movilizo desde niño. Mientras leía los cuentos de Horacio Quiroga, que nos remiten en cada línea a todo esto, miraba con ojos enormes a mi tía Rosa degollar una gallina y a mi tía Elsa desplumarla. Me supongo que un poco de cada una de estas cosas tiene que ver con el gen de la obra.

3.- ¿Cómo fue la dramaturgia de la obra?
La dramaturgia también tuvo su proceso largo y tiene de todo un poco. Cuando me dispuse a bajar al papel lo que habíamos experimentado actuando fue grandioso, porque muy pronto empecé a escribir mas y mas escenas de ese mundo, me aparecían cuadros, posibles e imposibles. He ido haciendo un recorte y pulido y detallado de aquel material en bruto. También en un seminario dictado por Ariel Barchilón surgieron otras escenas que con el tiempo entendí que tenían mucho que ver con ese mundo, y fue explorando por allí. Escribía escenas de unos tipos que estaban en una vieja pulpería y hablaban mucho, se emborrachaban y perdían el tiempo porque tenían de sobra. Esos se convertirían en los narradores omniscientes de la obra, pero eso me parecía poco. Mas tarde entran al trapo de la obra para terminar de detonarla. Fernando Rodil, asistente creativo de la obra ha escuchado el material con el mismo ahínco que el mío y me ha aportado mucho al escribirla. Gustavo Cornillon y Mariana Mazover me han prestado también, sus horas y su bagaje para hacernos mejores. Francisco Daniel Franco, fue un gran colaborador en la dramaturgia, el es de Arrecifes (que es donde situamos la historia) y me ha regalado un montón de anécdotas e imágenes que pintan hermosamente el mundo de la obra. También me ha llevado a pasear por arrecifes para inspirarnos y robar alguna una que otra frase, imagen, línea de dialogo. Todo ha colaborado a favor de esta ficción. Muchas cosas. Pero fundamentalmente las ganas de contar una historia. Una que nos conmueva. Fundamentalmente a nosotros.


4.- ¿Cómo fue la elección de los actores?
Muy fácil. Buenos Aires es la capital cultural de América (quizás del mundo) y lo digo con profundo orgullo. Tiene miles de teatristas, uno más talentoso que el otro. Timbre 4 es un gran espacio para actores. Allí somos muchos los que nos elegimos entre nosotros afectiva y creativamente. Quienes nos disponemos a dirigir una obra en Buenos Aires, contamos con la ventaja de trabajar con gente muy talentosa y profesional que da lo mejor de sí por puro amor al arte: esta obra es la expresión de ello. José Marcos es mi compañero en Tercer Cuerpo, es una gran persona y uno de los mejores actores que yo conozca, Maday Méndez también. Es de las actrices que más me emociona. Francisco Daniel Franco y Tulio Gómez Alaga son unos actores increíbles que por sobre todo aman este arte tanto como yo. Cada uno es el más atinado en su rol, según mi criterio. Me une a ellos una relación afectiva, filial, amorosa y artística. Hay una extraña sinergia que encuentro en actuar con ellos. Es un plus que puede verse o no en la obra. Pero yo lo siento muy fuertemente.

5.- ¿Cual fue el mayor desafío de escribirla, dirigirla y actuar?
El primer impulso es la actuación. Actuar. Poner el cuerpo, el alma. Para eso tenia que escribirla, porque entendí que a nadie le importaba esta historia salvo a mi. Movido por ese deseo me puse a escribirla y en el camino me encuentro muy feliz haciéndolo, pero descubriendo que es otro arte, que es otra cosa, que me apasiona también. Y mucho. Quizás sea el mayor desafío porque se que la dramaturgia tiene algunas reglas matemáticas que esta bueno saberlas, tiene algunas reglas a secas y algunos silogismos a respetar. Pero tenia tantas ganas de hacerlo que fue mas fuerte eso. Así que me aprendí algunas reglas y otras me las invente: para expresarme. Dirigir es otra responsabilidad grande… de pronto tenia la obra terminada, con un millón de imágenes en la cabeza y sabia bien lo que quería y como lo quería: “quien va a dirigir esto?... la tengo que dirigir yo” –me dije-. Eso hice. Y me encanta. Me apasiona. Lo vivo como cuando de niño les leía cuentos a mi hermanita y a mis primos, aun sin saber leer.
  
6 - ¿Cómo creaste tu personaje? 
Observando, entrenando cientos de horas, imaginando otras cientos de horas. He leído por ahí que un actor debe entrenar su cuerpo, su corazón y su imaginación. Pues eso hemos hecho en el delineamiento de cada personaje de esta obra, observar mucho, hacer resonar cada instrumento con las propias imágenes y vivirlo cada vez. Como si fuera la primera. Y la última.

7.- ¿Cómo definirías la obra?
Una historia brutal de amor y fidelidad, de perros, y de amores perros.Un cuento muy simple llevado a escena con mucha fuerza dramática, con creatividad, con poesía  y fundamentalmente con pasión por lo que hacemos. Variaciones sobre distintas formas de amar, y de sobrevivir a cada día.

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